"Se tú e intenta ser feliz pero, ante todo, se tú", Dad.

viernes, 14 de enero de 2011

Me encontraba fatal, la verdad es que fue uno de esos días en los que estoy sola, sola mañana tarde y noche, pero no me resultaba ningún inconveniente. Uno en el que me tiré el 98% del día riendo (sin contar mis modestas 10 horas de sueño) y el restante 2% llorando. Yo qué se, porque me apetecía, pero la verdad es que ese 2% pesaba, como siempre. Llego a la conclusión de que soy una persona que no debería tener mucho tiempo libre. "No te acostarás sin haber aprendido algo nuevo" dicen algunos.


El caso es que fui a una farmacia que hay en la esquina del pasillo de mi habitación. Si os digo la verdad, la farmacéutica no parecía de fiar. Dudo que tuviera alguna licencia y además con ese moño enganchado con no se que tipo de pinza con garras que a mi no me sirve para nada y el denso humo que se esparcía por la sala acompañado de una extraña música de fondo se acercaba más a una especie de jungla/tablao de flamenco que a un establecimiento en el que me vendieran algo contra mi mal.


Entré sigilosamente pues antes que nada la mujer me advirtió de que en la habitación de al lado descansaba una pareja un tanto cascarrabias con los temas que se desarrollan a partir de las 24:00 h. Le pedí lo que necesitaba y tras algún interrogatorio dio con lo que buscaba. Nada que mis dotes persuasivas no puedan arreglar. En realidad algún día se lo tendré que devolver.


Volví a mi puerta, la del final del pasillo. Me puse al tema. Me dijo, la farmaceutica, que el cannasalicilbis era un medicamento muy efectivo, aunque sólo apto para algunos, pues tenia algún que otro efecto secundario. Lo preparé y me tomé la dosis adecuada que venía en el prospecto. 




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