Alguien que intenta ser feliz

 Una sociedad conservadora pero liberal, racismo e integración, crueldad, solidaridad, un mundo diáfano pero oscuro, quebrado, dividido, alejado...
Nada tiene importancia cuando estas solo, sólo tú, tu mundo, y te encierras en tu habitación esperando a que cesen los gritos del otro lado de la puerta, apretas los ojos con fuerza y en ese instante entregarias todo lo que tienes por dejar de escuchar ese llanto que te desgarra el alma, que me quiten lo que tengo por no volver a escuchar las mismas palabras una y otra y otra vez. Ojalá nunca vuelvas a ver esos ojos enrojecidos derramando gotas saladas, ni esa cara descompuesta por el dolor, el sufrimiento, la ansiedad. Ya. Para.
No quiero tener que acariciarte el pelo y secarte las lágrimas  mientras te digo que no pasará nada, que ya se acabó todo, no quiero, me niego, porque cada vez es más difícil y estamos tú y yo solas.

Volvamos a reir, hacer las tontas como cuando éramos pequeñas, ver fotos, recordar viejos tiempos, anecdotas, viajes.  Cuéntame tus secretos, y vamos a tirarnos en la cama a hacernos cosquillas hasta que no podamos más y tener que parar sólo para recuperar el aliento. Vámonos tú y yo, mano a mano, a un viaje inolvidable, uno en el que estemos solas y recorramos juntas la Francia más antigua, esas calles que nunca hemos visitado, esa gente que no hemos conocido, los nuevos olores, los parajes emblemáticos, un atardecer parisino, un espectáculo de fuegos artificiales que jamás olvidemos. Si, vámonos, pero antes vuelve, vuelve a mí.