asexual sin prefijo

Le suponia fácil ponerle la piel de gallina. Le bastaba con un pequeño roce de sus lavios allí donde se une la cabeza con los hombros. Él lo sabe, ella no caerá así como así,  pues no es de esas, pero tampoco sabe, que ella se moria por hacerlo, hacerlo en todos los sentidos. No se conocen, pero a ambos les invadia el morbo de tocarse a escondidas, de que fuera un secreto lapidado con saliva. No sospechan nada del otro, pero ninguno se atreve, no se imagina lo que puede encontrar. Él sabe que no puede tocarla, no por el momento, pero cuando esto estalle...