"Se tú e intenta ser feliz pero, ante todo, se tú", Dad.

martes, 25 de enero de 2011

Se trata de códigos

Hoy he aprendido algo fascinante. Todo lo que te rodea comunica, tú mismo lo haces, aunque nos mantengamos en un silencio sepulcral, y nadie puede evitarlo. Sólo, la única tarea esencial, es mirar y escuchar esas señales, que te permiten llegar hasta lo más profundo de cualquier cosa. Y eso te hará grande.

No quiero hacer conjeturas pero, se podría comparar a una relación. Sí bueno, puedes estar una noche de fiesta, ciego máximo, humo, alcohol, sexo, drogas, fichas a uno y acabas en la cama. Decides comenzar algo parecido a una relación, lo que ahora se dice "rollo" o ""amigo"", es decir, estamos en mutuo acuerdo de que vamos a seguir follando durante, con suerte, dos o tres semanas pero ni somos novios ni te puedes liar con nadie, luego veremos qué pasa.
Todo esto está muy bien, el sexo liberal y eso, pero cuando pasan esas dos/tres semanas y llega un momento en el que ese chico atractivo, de sonrisa conmovedora y culo perfecto deja de ser un sexsexsexsexboy y pasa a ser alguien con el cerebro del tamaño de un guisante, entonces te das cuenta de que esa persona y tú no tenéis el mismo código, no puedo mantener una relación si ni siquiera puedo mantener una conversación, no me aporta nada. Esas personas que sólo saben hablarte a cerca de sus ligues de una noche, su desfase del fin de semana pasado, su su su su. Está claro que es más que necesario una comunicación, corporal en algunos casos y otros no. Si tú mantienes eso, me atrevería a decir que en pocas cosas fracasarás en tu vida siempre y cuando sepas actuar después de haber mirado.

Yo sólo digo, que me parece fascinante la fantasmagórica transcendencia de un simple gesto, una mirada, una posición, y si te das cuenta no hace falta que te fijes mucho para encontrar las señales, están constantemente, se suceden sin parar. Hay que prestarles atención y actuar.
Entonces pienso: "deja de follar con guisantes, a ti nunca te han gustado las verduras. Mira a tu alrededor, no hace falta que sea muy lejos, y ves a por aquellos que son como esponjas, los que todos los días te sorprende pero también hay un momento del día en el que lo quieres matar e incluso te cae mal, pero luego echas el mejor polvo de tu vida mientras él no aparta sus ojos de los tuyos, porque no hace falta que escuche tus gemidos para saber que te gusta, lo sabe sólo con mirarte y, después ríes hasta quedarte dormida con la sonrisa en la cara. Será literalmente imposible explicar la experiencia."

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